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El desierto, de Albert Camus (El verano. Bodas)

Lectura del texto El desierto, incluido en libro El verano, Bodas.  (Traducción de Alberto Luis Bixio)
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Lana de voz

 

Callar en la mirada

La oración de Narciso

Ahonda la mano la entraña del vaso y vuela el cristal que mira. La gracia estremece contra el labio un roce tan fresco y manantial que ahora comienza todo. Diminutas esquirlas de realidad construyen el mundo con paciencia                                         humilde                                         paso a paso,  como si la ternura fuera el origen del universo. Hay brisas que llegan de oriente. Y un murmullo de voces salpica de nube las calles del mercado. Telas, vasijas, tintineos de sol reflejado. Cuentos y alboradas. Todo el futuro sucede y abre el instante, y se suelta el universo de la mano que sostiene con suavidad el cristal. Bebes. El aroma de las especias cruza bajo los arcos encendidos de color y una alegría                                         serena que viene de sde muy lejos brilla en los labios.                          (La oración de Narciso)      Disponible en Karima Editora

La belleza y el agua

Ese punto a la izquierda donde se inicia la brizna,  donde anida el pájaro y canta su deseo en altas horas de luz.  ¿Qué hacer?  Abierto el corazón, miras en la distancia a punto de sucumbir.  Ven,  regresa en las palabras  destruidas.  Entrega antes las manos, el susurro, el sabor ácido y la mordedura.  La ondulación del vestido en las colinas, la brisa, y la luz tan alta como el ciprés. El precio en los rastrojos del verano. Entrega la desolación.  El ritmo, la rima y la armonía, y el refugio bajo la ventisca, cerca de la nieve.  El precio en la muerte de los peces que miran.  Entrega la espina.  Hay un zorzal vivo aún y vísceras.  Es sencillo ser otro a veces, pero ¿nadie?  Bueno, quizás mirar.  Miras, solamente miras  y no te atreves a nombrar la risa imperceptible del camino cuando te acompaña.  ¿Quién escucha inmóvil en tus pasos?  Ese punto a la izquierda donde se inicia la brizna o algo de amor.  Nadie, eso es. (Pertenece a La oración de Narciso, poemario que publicará en brev

Ojalá: una reflexión en torno a la imagen poética

Independientemente de que nos sea posible o no acceder a la continuación de la carretera, sentimos que, ajena a nuestra posiblidad de verificación, la carretera continúa… y nuestro pensamiento no termina nunca de desprenderse de ese… un poco más allá que lo ata y configura. Sin embargo, lo único real es lo que en el aquí se muestra... este lado. Se muestra una imagen que consiste únicamente en esto que se ve en ella. No hay más allá en la imagen. A este lado percibido , pertenece el vivir: una cierta manera de entender el vivir sin final al mismo tiempo que sin continuidad . Esa es la paradoja, la fricción de dos intuiciones que se niegan, y al negarse, abren el espacio “entre”   que somos: la abertura . El “entre” consigue abrirse a veces mediante una buena imagen. En esta composición se puede percibir el contraste de una masa triangular oscura en la parte derecha, tierra , frente a una masa de claridad enfrente, cielo , delimitando la fricción de una línea que parte oblicuamente l

Los viejos creyentes (Vasili Peskov, Editorial Impedimenta)

  Los viejos creyentes (Vasili Peskov, Editorial Impedimenta) es un libro cuya lectura cuesta dejar cuando se empieza. En 1937 un matrimonio cristiano ortodoxo ruso siente peligrar sus rituales y viejas creencias. Hay sobre eso toda una historia de más 300 años, que se puede consultar en internet.  Ese matrimonio se aisló del resto del mundo con sus hijos, de por vida, en un paraje inhóspito de la taiga siberiana, a doscientos kilómetros del lugar más cercano habitado por seres humanos. Durante cerca de cincuenta años vivieron sin contacto alguno con el mundo. Querían preservar intactos sus rituales y la pureza de sus creencias. Dicho así, podríamos pensar en alguna especie de fanatismo, pero se descubre algo muy distinto cuando uno entra en su isla de supervivencia y precariedad, entreverada por la devoción.  Algo intacto dentro de sí mismos, no expresado, lo permea todo. Su don, lo que yo considero su don, no fue quizás la creencia, que es algo exterior, otra más de las

Sin amor, película de Andréi Zviáguintsev

  Cuando se estrenó en 2017 la película Sin amor del ruso Andrey Zvyagintsev, algo me atrajo poderosamente en las críticas que estuve leyendo sobre ella, pero a la vez un recelo incómodo e impreciso me hizo postergar siempre el momento de verla. Hasta anoche, cuando finalmente la vi. Hay una historia familiar concreta y hay una biografía conflictiva. Pero la película es mucho más que una biografía. Hay un contexto social concreto: la Rusia de Putin de 2012 y su conflictividad latente en múltiples sugerencias. Pero la película sigue siendo mucho más. Como buen objeto artístico, desde el hecho individual de unos personajes aprisionados y movidos por su contexto histórico y biográfico, emerge el alma de cualquiera, arrastrada el alma por la propia biografía, a la vez que por este contexto común del bien iniciado ya siglo XXI, una de cuyas manos nos roza… Digo que una de las muchas manos de este siglo o de la propia biografía, que más da, deja...                     

El ritual sagrado del gesto: La trinidad, de Andrei Rublev

  Me fui separando poco a poco de los rituales y de la oración, gestos que iban quedado desvalorizados. Ocurrió así… supongo que como a otros muchos. Sin embargo, tengo más de trescientos años, y a estas alturas algo en mi interior está exhausto, extremadamente cansado de buscar. No puedo volver adentro, al ritual de la oración, porque eso ya me quedó bien claro a lo largo de todo este tiemmpo. Destruí la confianza en lo inmaterial, en cualquier tipo de manifestación que rozara lo espiritual: aquello, de aquella manera, no podía dar más de sí. Ahora voy camino de destruir los últimos restos de confianza en la materia. Puede que me lleve aún algunos siglos más, si es que se diera la oportunidad. Y será inevitable, ya tampoco da más de sí. Creo que cuando a uno y otro lado de mis pies solo quede abismo en esta cuerda floja, cuando haya comprendido que nada adentro y nada afuera tiene la consistencia suficiente para sostenerme, quizá entonces estaré preparado para mirar “la t

Kaili blues, de Bi Gan. Un plano secuencia que es un río

  Volveré a verla, pero quiero escribir ahora justo cuando acaba, y todavía suena la canción y el tren se alarga atravesando el túnel bajo los créditos. Hay cierta leve alegría que nace... ¿desde dónde? Parece el brote verde de ayer junto al camino, naciendo entre el ramaje tan gris y despoblado de la higuera, también ella en este borde de un invierno que ya comenzó a brotar otra vez por todos lados. Hablo de un filme que es un poema inmensamente verde atravesando el deterioro. Hablo de un filme lleno de relojes, como un poema del tiempo. Justo una cita sobre el tiempo del Sutra del diamante lo encabeza. La primera hora es así. Atraviesa el deterioro, las afueras de una ciudad nuestra, reconocible en el interior, todo lo que está oxidándose, enmoheciendo, en los bordes de un puñado de vidas. Pero hay que desistir de la trama con sus tiempos consecutivos. Lo dice el Sutra al comienzo. Uno ya ha desistido de la trama al final de la primera hora y, por esa razón, puede habe