Están los cinco sentidos. La sensación pone en contacto, nos saca del interior, nos saca de lo que podríamos denominar el mundo subjetivo, ese run-run psicológico. Nos lleva al mundo, a eso de fuera, o trae el mundo hasta dentro. A fin de cuentas, nos entrelazamos. Pero la sensación, en un principio, siempre es algo extraño, viene de fuera y necesita ser convertida en signo, ser codificada, para nuestra tranquilidad. Ese olor indefinible, ese sonido extraño, ese matiz de la luz.. cada sensación necesita ser transformada en sentido del mundo. Y ahí es donde hemos perdido terreno.... Dice Suely Rolnik, a quien leo brevemente esta noche por internet, “e n la relación entre la subjetividad y el mundo interviene algo más que la dimensión psicológica que es, para nosotros, la más familiar. Defino lo psicológico como las facultades de memoria, inteligencia, percepción, sentimiento, etc.; es decir, como el operador pragmático que nos permite situarnos en el mapa de los significados vigentes