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Mostrando entradas de abril, 2016

CUERPO

Despacio, en el despacio de ir escribiendo-lo como quien se roza, las manos, el muro, la aspereza de un instante más cruzado, lo crudo, el tronco y la espiga, el cántaro a chorros, el caerse del aire y el frescor también, lo que no se queda hecho irse en el agua y también en el pisar, en el ir pisando eso húmedo estremecidos, lo que deja el día hecho sol en las baldosas y atardecidos, así, a golpe de un poco más despacio, borrándose las huellas y escribiendo su roce de apenas viento en las briznas y en las telas de cada carne o cuerpo. O más bien cuerpo. (Hilos rotos)

VENGAN A NACER

Poner el peso en cada hueco de la canción, resuelta bajo el piano como quien viniera a llover una vez más. En la voz está el fruto, está en sombra resbaladiza por los soportales. Sólo hay caminar, pisadas solas y un borboteo débil junto a la iglesia, sólo lentitud caída a ratos, a ratos, sin más destino que la incertidumbre. Vengan a nacer, así, a esta canción. Nada queda más allá que esto. Parece tan bueno dejarlos ir a todos, a los nombres que poseen y acumulan las últimas noticias, a tantos hilos puestos en lo largo, en lo extenso de cerrarse. Nada queda a no ser lo que de honestidad arrastra eso triste. Vengan a nacer a esta canción. Hay café frío y estaremos a gusto y sin dueño por las horas. Recojan en voz baja el susurro entre todos y algo de luz para luego, para cuando se ponga seria la madrugada. (Hilos rotos)