Imagen de la película El eco, de Tatiana Huezo
Hay una anécdota real en la que avisan a Lama Yeshe que ha finalizado hace ya un largo rato el horario del discurso que estaba dando y no quedaba nadie escuchándolo, a lo que él replica: "¡Nadie que ustedes puedan ver!"
Hay cosas que llevan impresa la huella de una entrega que se desentiende de una productividad visible. Si no entendí mal, Derridá decía algo así como que el "don" en el fondo es imposible, pues en cuanto se es consciente del gesto, el "dar" ya está desvirtuado por cierta deuda o intercambio, aunque sea solo el ligero resto de satisfacción. ¿Será posible la dirección contraria? ¿Tocar la experiencia como algo previo al individuo?
Quizás en el concepto de hospitalidad, Derridá esté apuntando hacia esto. La intención de acogida da lugar a la casa, y no al revés, pues la hospitalidad que surge de la propiedad está pervertida.
"Esperar sin estar esperando, aguardar [...] al visitante inesperado, esperar sin un horizonte de expectación: esto tiene que ver con el Mesías como huésped, sobre lo mesiánico como hospitalidad, [...] introduce una disrupción deconstructiva o locura en el concepto de hospitalidad, la locura de la hospitalidad, incluso la locura en el concepto de hospitalidad"
Se hace difícil escribir, y espero que este apunte breve no sea inconveniente. Tiene que ver con la conciencia, el cuidado, y lo azul.
Y es que entre la expresión y la escucha ¿no quedará tejido cierto "don" o intención de "hospitalidad" de la cual en este momento no podemos "ver" el fruto?
Previo al verde de una acción eficaz, está el gesto secreto, silencioso... de una espera que cuida ya... ahora, como darse cuenta de un interior, al huésped que siempre está por venir.
Para escuchar los podcasts de toda la serie y una biografía los siguientes enlaces: