Ese punto a la izquierda donde se inicia la brizna, donde anida el pájaro y canta su deseo en altas horas de luz. ¿Qué hacer? Abierto el corazón, miras en la distancia a punto de sucumbir. Ven, regresa en las palabras destruidas. Entrega antes las manos, el susurro, el sabor ácido y la mordedura. La ondulación del vestido en las colinas, la brisa, y la luz tan alta como el ciprés. El precio en los rastrojos del verano. Entrega la desolación. El ritmo, la rima y la armonía, y el refugio bajo la ventisca, cerca de la nieve. El precio en la muerte de los peces que miran. Entrega la espina. Hay un zorzal vivo aún y vísceras. Es sencillo ser otro a veces, pero ¿nadie? Bueno, quizás mirar. Miras, solamente miras y no te atreves a nombrar la risa imperceptible del camino cuando te acompaña. ¿Quién escucha inmóvil en tus pasos? Ese punto a la izquierda donde se inicia la brizna o algo de...