Cruzando ese paisaje de matorrales secos y latas que son las afueras, dejando atrás algunas tapias rotas, evitando las hileras de farolas que vigilan en el borde de la autovía, ...pisando cada palabra en los terrones, parándote al final de esa frase escrita con temblor de álamos, cerrando los ojos, abriendo el aroma de acequia que llega a última hora, ...tumbándote, al fin tú mismo, qué se pensaban, sobre esa lejanía que nos han robado. Atravesando entre utensilios la espalda tendida de otro día, su piel pisada, la acera de sus muslos manchados, atravesando el cuerpo sucio de la luz, oliendo el frío y la distancia en ráfagas por la boca de la calle, la pared mugrienta, la esquina torcida de un mal gesto, bebiendo el ácido goteo de la costumbre en las canales, he llegado al instante azul de la noche, he abierto la puerta muy despacio y desnudo, entre las telas colgadas, he cruzado mi cuerpo hasta el principio dispuesto a no regresar.