Alguna vez yo podría escribir, apenas pensando en algunos amigos y gente querida, podría escribir sobre un extraordinario texto de Giorgio Agamben, donde a propósito de otro pasaje también sublime, el relato de Melville, Bartleby el escribiente , Agamben desenreda un hilo fastuoso sobre la contingencia . O yo podría no escribir. Pero esta tarde, pensando en esos amigos, en las personas más queridas, traigo apenas unas frases de ese texto. Y las traigo por el aire que esas palabras mueven. Parecía así el aire que me iba moviendo esta tarde, porque ocurre a veces eso raro del estar caminando sin apenas llegar. Me refiero al aire que mueve el recuerdo de lo que nunca ha sucedido. De lo que nunca llegó. El recuerdo que recupera el espacio intermedio, la brecha, eso sin lugar. Existe el territorio de la suspensión. Ni lo que es ni lo que no es. Ni lo que ha sido, ni lo que no podrá. La abertura entre el poder ser y el poder no ser. Existe el instante del flujo, el río suspendido en mitad...