Era esto
la respiración de las cosas
que nunca suceden
su interior humilde y vegetal
de madera vieja que sobrevive
con los restos húmedos de la noche
Era el abandono el ramaje seco
la confusión de caminos borrados
por las hierbas mendigas
Era esta flor roja con los brazos abiertos
Será posible dejar de comprender. Abandonarse a la humedad siendo, en vez de niño, hoja.
Este lugar lejos de la exactitud
donde la piedra ofrece su interior
Las calles rugosas con voz de agua
en el resbaladizo amanecer
Hay leña en los patios
y un humo que asciende
por los ojos cerrados
deshace otra vez las formas endurecidas
Conocer el agua y los aromas desde dentro de la piedra y perder la importancia de ser alguien.
Extraña luz interior en las torres
recortadas
a punto de anochecer
Simétricas en la alegría
dan calor
Ondulan las aristas de los tejados
en oleaje quebradizo
También se encienden las farolas
de San Miguel
Irse
entonces
y cerrar la comprensión
la puerta del signo avaro
E. Pérez