Avanza tú mi semejante En sueños lo he visto Se acercaba a
Hacia
qué duna
mi guía nos remontamos
para descubrir el silencio entre los jardines de los muertos Haz que fluya el Salsabil de tus manos Ahueca la flor de
Es esa acaso
mi familia
recordándome
el resplandor de los exilios
El colorido
de los guijarros
recupera
su soledad
La sangre de la voluntad conduce su infinito
Va salmodiando su hierba
el río
de la tarde
Mohammed Bennís, El don del vacío, Ediciones del Oriente y del mediterráneo
¿Está aquí la carne del mundo? Ni substancia, ni alma, ni espíritu, ni materia. Asombro, expectación, silencio. ¿Qué encuentro?