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Encuentro

Avanza tú mi semejante En sueños lo he visto Se acercaba a la arcilla De azul Alentaba en mi un tintineo triste Ese día regresaban pálidas al grito de las ultimas linternas las visitas Acompañamos este desierto hasta una noche Las estrellas se empujan en el frío Del ardor de la luz hemos dispersado sus manantiales para que la meseta se cubra de canto



Hacia

qué duna

mi guía nos remontamos



para descubrir el silencio entre los jardines de los muertos Haz que fluya el Salsabil de tus manos Ahueca la flor de la creación El lamento de los navegantes me atraviesa de orilla a orilla



Es esa acaso

mi familia

recordándome

el resplandor de los exilios



El colorido

de los guijarros

recupera

su soledad



La sangre de la voluntad conduce su infinito



Va salmodiando su hierba

el río

de la tarde





Mohammed Bennís, El don del vacío, Ediciones del Oriente y del mediterráneo





¿Está aquí la carne del mundo? Ni substancia, ni alma, ni espíritu, ni materia. Asombro, expectación, silencio. ¿Qué encuentro?