Para Poemas de Y vuelves una y otra vez a detenerte, XX premio José Hierro pinchar en este enlace
Fotos: Mario Cruz Leo

El dragón blanco te adivina,
no hay problema:
colocará sus vientos de tal suerte
que a sus lomos cruzarás derramándote
los abismos de agua
de la memoria del mundo.
Hay espirales de odio
más altas que los muros
más altos del Presidio
y tiñen de rojo el cielo
que era nuestra esperanza.

Las serpientes no dudan,
levantaron su triangulo de ojos obsesivos,
te han visto y se encaminan tenaces
a los sueños del niño que perdura olvidado
entre tus libros y entre tus facturas:
y acunan a ese niño aterrado las serpientes.
Existe, estaba ahí,
es lo que llaman dios los metafísicos,
matices en gris casi infinitos
explicando la coherencia de la luz
y el escalofrío de la tierra
y te inclinas reverente y lloras.
Diapositiva 2
Fotos: Mario Cruz Leo

El dragón blanco te adivina,
no hay problema:
colocará sus vientos de tal suerte
que a sus lomos cruzarás derramándote
los abismos de agua
de la memoria del mundo.
Hay espirales de odio
más altas que los muros
más altos del Presidio
y tiñen de rojo el cielo
que era nuestra esperanza.

Las serpientes no dudan,
levantaron su triangulo de ojos obsesivos,
te han visto y se encaminan tenaces
a los sueños del niño que perdura olvidado
entre tus libros y entre tus facturas:
y acunan a ese niño aterrado las serpientes.
Existe, estaba ahí,
es lo que llaman dios los metafísicos,
matices en gris casi infinitos
explicando la coherencia de la luz
y el escalofrío de la tierra
y te inclinas reverente y lloras.